Mientras tanto, este mes de agosto-septiembre ha sido deportivamente hablando difídil. No quiero quejarme más que otros con seguro que muchas más dificultades que yo para mantener su estatus de triatleta, pero las vacaciones de mi hijo Tiago, y las que hemos hecho en septiembre, limitan las posibilidades.
Mi rendimiento ciclista desde junio cayó empicado (solo tengo que acordarme de Balaguer...), y todavía no lo he recuperado pese a los cientos de quilómetros (Embrun incluido). Creo que me hacía falta un descanso y en cierta forma me lo he tomado en las dos estadas de varios días en plena naturaleza que me he cascado. Si primero fue en la comarca del Alto Palancia a finales de agosto, la segunda quinzena de septiembre, estuve en Cala Montjoi, en pleno Cap de Creus.
Esta cala es conocida mundialmente, o así lo creo yo, por albergar uno de los restaurantes más exclusivos del mundo, El Bulli. Llamarme lerdo o descerebrado, pero me presenté allí una noche a pelo, diciendo que si tenían una cancelación de última hora durante esos días, se acordaran de mi número de teléfono... Aplican una tarifa prohibitiva, pero una vez en la vida... pasa. Son 300 leuros del ala para empezar, y bebidas a parte, y ya te digo yo que con semejante menú degustación no debe quedar muy bien pedir agua... Al final no llamaron... menos mal...
Lo que si hice, fue hinchar el buche hasta el borde del colapso gracias o por culpa del buffet libre de desayuno-comida-cena que había en el complejo. No era el Bulli... pero con vista podías llegar doblado a la caseta donde descansaba.
Han sido unos días de ingesta y descanso, con más entrenamientos de los que a priori esperaba. 14 horas en la semana. No está mal para ser vacaciones. Me llevé la burra y pude sufrir en mis carnes la dureza del territorio, con múltiples subidas y fuerte viento tramuntánico... En el agua iba alternando neopreno y pelo en pecho, aunque con un agua que llegaba, o no, a los 20º tan solo, más de 30 minutos de permanencia se hacían duros duros.
Lo más destacable fue para mi la carrera a pie, por pistas y senderos muy bonitos y duros a su vez por falta de constumbre alpina, que me hicieron, por ejemplo, ir y volver hasta Cadaqués en poco más de dos horas. Según el cocinero del buffet, que además era mago aficionado, habían más de 30 km totales en el recorrido... Otro día corrí por el camino de ronda de Rosas y otro por unas sendas que llevaban a unos acantilados impresionantes por los que casi me despeño por culpa de la bestial tramuntana. Un par de salidas en piragua y una immersión en unos 'secos' muy ricos en fauna piscícola, completaron mi sección deportiva del viaje.
El rigor de la naturaleza me dio más fortaleza: frío en el mar, frío en el aire, viento, desniveles radicales, sol implacable.... y MEDUSAS!!. En todos estos años de natación en solitario por el mar, nunca había sufrido una picada de medusa en toda regla, y el primer día me topé con una pequeña zorr.. marroncita, con largos tentáculos, que me dejó la cara como un mapa. Llevaba las gafas rayadas y empañadas y no veía demasiado. Además la zorr... iba superficialmente y pese a ir con neopreno, gorro y gafas en ese momento (menos mal...), noté como un latigazo bestial bajo el ojo y hasta la oreja. Estaba a unos 1000 metros de la playa y tuve que nadar con rabia de regreso para poder ponerme vinagre... Lo único que tenía a mano. Luego me puse pasta de dientes (un remedio inexplicable que va de muerte para las quemaduras), y se suavizó el dolor, pero la herida-costra ahí quedó.
A punto de zarpar el barco... como veis un solo remo, tres ocupantes. Notense las conseqüencias de la medusa en mi cara.
El balance final ha sido muy gratificante y positivo para recargar mis pilas, recomponiendo materia prima corporal en el buffet, y neuronas en el catre.
Desde que regresé, las cosas han vuelto a la normalidad y ya duermo poco, como peor y me encuentro más hecho polvo...
En mi primer entreno marino tras mi estancia en la Costa Brava, increíblemente, me volví a 'tragar' otra medusa superficial. Por suerte llevaba la boca cerrada y no era de picada tan agresiva como la otra especie. Esta semana he pillado un virus procedente de mi maravilloso hijo que me ha dejado aun más KO de lo que estaba, y ahora las lluvias presagian nuevas dificultades de cara a los pocos días que restan ya para mi último objetivo del año, el Home de Ferro.
Mi participación en Ibiza ha podido ser como elite gracias a la federación catalana y espero poder estar ahí por si fallan los cuatro gladiadores con los que partiremos a las pitiusas con un objetivo bien claro y ambicioso: revalidar el Campeonato de España de Larga Distancia de triatlón.
Me decepcionas......pretendias gastarte 300 e en una sola ingesta??y ademas con la mujer tb??es decir que hubieran sido seiscien.....diossssssss, no soy capaz ni de escribirlo entero!!!:-)
ResponderEliminarAhora en serio....yo tb me lo he planteado, pero como regalo "vital global" a mis abuelos.
Bueno, a ver que sale en Ibiza...
1 saludo noi