lunes, 27 de junio de 2011

Prueba NO superada...

Si amigos, como si de un concurso se tratara, el sábado 25 me quedé en el rellano (no puedo decir ni siquiera 'a las puertas'), de conseguir mi reto de entrar en la selección 'pota blava' que defenderá el podium en la Liga de Clubs en Pulpi el próximo 17 de julio.

No estuve a la altura en el triatlón de Puigcerdà. Lo he de reconocer. Venía de una semana complicada, con una noche en blanco sin dormir (la penúltima antes del tri), y parece que no he recuperado del todo muscularmente después de la doble subida vertical del fin de semana anterior (me queda pendiente crónica...). Tampoco me ayudó acabar el martes en el hospital toda la tarde tras una herida profunda en mi mano derecha que requirió de puntos de sutura y que me impidió nadar un metro y me complicó todo bastante. Pero no quiero apoyarme en excusas.


Gran salida la mía en Puigcerdà: atención al hombre de la mano azul... yo mismo.

El caso es que el sábado por la mañana, con todo preparado (guante de nitrilo en mano derecha incluido), me lancé al agua entre una desmesurada densidad de participantes. Perferí asegurar mi integridad física y no meterme en el mejor lugar teórico. Salida desde el lateral, entre las ramas de un sauce llorón, con algunos metros que recuperar en el rumbo, pero con unos primeros metros de lo más tranquilo. No me encontré bien nadando. El agua fría, la hora temprana y mis días sin tocar agua pudieron influir. Vi a Jordi Campos en las cercanías de la primera boya, cuando todo se empezaba a complicar, y vi que no iba a poder nadar mucho más rápido, así que decidí quedarme en ese grupeto de 5-6 triatletas que transitábamos parejos.
Luego me enteré que un grupo de triatletas de los que diambulábamos en posiciones delanteras, se comió la boya y recortó un cacho de recorrido. Lamentable. En una prueba tan corta, dichas maniobras pueden significar la diferencia entre 'entrar'  o  'no entrar' en el grupo clave. Pero eso nunca lo sabremos.

En la transición, me encuentro rodeado de compañeros y enemigos de equipo (...); eran mis rivales el sábado. Sorprendido por ceder tiempo respecto a otros triatlones anteriores con alguno de ellos, pero, claro, ellos también se jugaban lo mismo que yo y supongo que lo dieron todo también en el agua. La cosa no estaba perdida entonces. Al contrario. No iba tan mal estratégicamente hablando. Julio iba adelante (era más que previsible), Jordi Arias y Carlos Mir, en un grupo a menos de 30 segundos, Antolí, salía de boxes unos metros delante mío. Todos los demás 'rivales', detrás mío.

Pero la bici en Puigcerdá no era un trámite; más bien fue la clave de la jornada. Con un primer descenso muy rápido y algo peligroso (incrementado porque a penas había tiempo de calzarse bien las zapatillas), se me fué un cacho Antolí. Tras pasarme León Drajer a gran velocidad, tras el Alex zanuy se dejaba la piel para no perder rueda. Mierda, me había despistado. Una buena rueda perdida, o mala según como se mire, pues quizá era excesiva en esos instantes iniciales de adaptación muscular a la transición. En los 4 kms previos a la subida, conseguí integrar un grupo interesante con Jordi Campos y Edmon Martinez en el. Solo pensaba en la subida, en si los entrenos específicos para mejorar mi pobre rendimiento en las subidas de puertos iban a ser suficientes teniendo en cuenta las malas sensaciones de piernas de los últimos días.

Primer repecho duro del 8% superado. Nos acercamos al grupo de Zanuy  y Antolí. El de Jordi y Carlos Mir se ven a la distancia. A las primeras de cambio veo a Zanuy poniendo pie a tierra. Lo había dado todo desde el lago hasta la rueda de Drajer y caia mareado en la cuneta... En mi grupo se unen dos veteranos ilustres y peligrosos en mi nueva categoría: Amand i Lladó. Ambos son mejores sobre el sillín que yo, pero ese día tocaba aguantar si o si por objetivos mayores.  Pero no pudo ser. En el segundo quilómetro, tras ir cediendo metros, no puedo mantener la velocidad de 26 kms/h que llevábamos y paso a ir a 15... Pasó lo que siempre pensé que pasaría, a la que supero los 5 minutos de sobre-esfuerzo en subida con la bici, reviento.
A partir de ahí, calvario. Uno tras otro me van pasando triatletas de todas las categorias. Me cruzo con Llobet que ya desciende. Juilo va tercero... agradable sorpresa. El resto de compañeros, guardan sus opciones de entrar en liga menos Carlos Mir que veo descolgado solo bajando.

Parte de la táctica planteada era no dejar escapar el grupeto que me superase o con el que fuese a ciertos metros del punto de giro, que fui a reconocer personalmente la tarde anterior. David Montañez (cuarto absoluto en Balaguer B unos días atrás), me deja cerca del punto de giro. Tan solo un trialteta a tiro llegando al final, Martienz Merodio Senior... Su hermano quedaría tercero absoluto... Pues este veterano triatleta (algo menos que yo), subía mejor que yo, pero su destreza en los descensos no era la mejor del pelotón, y el mismo me había dicho antes de empezar que era un negado. Ya será menos, le dije, pero siendo yo bastante pardo en la materia, me había pegado un calentón inútil al cazarlo y aguantarle hasta el giro, ya que en la primera curva vi que tenía que adelantarle... Llegando al final del descenso, me alcanza un grupo que consigo parasitar.

En el falso llano de retorno al lago, cogemos a David Montañez y nos coge Sergi Miró, que está demostrando una buena bici triatlón tras triatlón. La rampa de 900 metros progresiva previa a la T2, se me atraganta de nuevo. Un 21 en mi piña es insuficiente ante tantas carencias físicas. Pierdo grupo y me mantengo como puedo en el siguiente cuarteto que nos alcanza.

Mi moral ya estaba por los suelos y Richard Calle (de voluntario en Puigcerdà), me canta 3 minutos con el grupo de 'promoción de ascenso'. Tarea imposible. Intento hacer transición rápida y maquillar mi desencanto, pero un dolor inusual de cuadriceps y gemelos me azota sin compasión nada más superar a David Montañiz. No consigo nunca coger ritmo. Tan solo sufrir, y cuando has perdido la moral y motivación, cuesta superar tus límites de sufrimiento sin recompensa a tu alcance. En el último quilómetro soy superado tambien por Xavi Dalmau, que está viviendo este año una segunda juventud, apartándome definitivamente del podium de Veteranos 1, aunque en esos momentos iba 4º y demasiado lejos del 3º.

Llego al lago muy descontento y fatigado. Milagros los justos, y el sábado no se me apareció la virgen.

Tan solo me queda el que, paradógicamente es el verdadero objetivo deportivo del año: los Juegos Mundiales de Policías y Bomberos de New York. Allí mi moral y mi autoconfianza serán muy distintas. Siempre me costó verme 'ganador' en triatlon, pero en este otro apartado de mi vida deportiva, es todo lo contrario; tengo una moral de hierro que espero volver a utilizar para colgarme las máximas medallas posibles... Tiempo al tiempo.

Felicidades a todos mis compañeros de equipo que me dejaron en evidencia y consolar a los que como yo nos hemos quedado fuera de este sueño, representar al equipo en una cita tan importante como la Liga de Clubs.

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