'Break' in Tenerife

Tras mi donación de sangre a mediados de diciembre, mi rendimiento deportivo ha caído considerablemente en los momentos de intensidad. Quizá debí tomarme un par o tres de días de descanso total y no lo hice (...)

Primer tercio del descenso por el barranco de Masca...

Salió la oportunidad de irse unos días con la familia a Tenerife a pasar el fin de año y desconectar del invierno que tan poco me gusta como trialteta puro que soy. Fueron cinco días de oasis disfrutando de una isla impresionante.
Ya había estado en el 1995, pero este año la he redescubierto y sin duda volveré cuando en la península vayamos con varias capas de ropa. La sensación de zambullirse en el océano sin neopreno en 31 de diciembre ha sido espectacular, por no hablar del baño de sol del 1 de enero...

Además, la isla ofrece una naturaleza extrema digna de descubrir y admirar.

Pese a mis objetivos de descanso y las dolencias abdominales derivadas de los tres días previos al viaje en los que comí, para variar, mucho más de lo necesario, pude hacer alguna actividad física destacable. Por un lado, el entreno en océano abierto en Puerto de la Cruz, con olas y corrientes potentes y rocas costeras amenazadoras. La arena negra le confiere todavía más misterio a la situación rodeado de agua salada por los cuatro costados.

Lago Martianez, perfecto día de insolación total previo al regreso al crudo invierno peninsular...

Otro día tocó un trekking precioso en el barranco de Masca, en la reserva rural del Teno, con una naturaleza que me hizo regresar por unos instantes a la vivida en la isla de Kauai, la más salvaje del archipielago de las Hawaii. En Masca fueron más de 1000 metros de desnivel negativo, en buena parte de ellos con una 'mochila' de más de veinte quilos a la espala entre los cuales estaba mi hijo Tiago...

Cara de felicidad al tener pagado el 'porteador' todo el día a precio de saldo...

Punto final del descenso, acantilados de los Gigantes... espectacular.

Al día siguiente, tradicional prueba deportiva: San Silvestre. En este caso en la popular San Silvestre Lagunera, en la preciosa localidad nortinerfeña, con un gran ambiente. Lástima que mis castigadas piernas (casi no podía ni caminar unos minutos antes de la salida...) y mi carencia de hematocrito me limitaron mucho el rendimiento acabando los 5350 metros de esta multitudinaria carrera con poco más de 19 minutos., pero el objetivo era acabar el año como de costumbre, machacando la osamenta!!

El crepusculo llega poco despues de cruzar la linia de meta...

Tampoco faltó la subida al imponente Teide. En el 95 subí furtivamente hasta la cima a pata; este año, tuve que pagar los 25 euros por barba de rigor por subir en un teleférico sin llegar arriba... Nos hacemos mayores, o con responsabilidades...