jueves, 24 de diciembre de 2009

Infierno en el paraiso

Acabo de regresar a Buenos Aires procedente de Río. Han sido casi cuatro días de gran intensidad y provecho. Os preguntaréis del porqué del título del post. Igual que titulase una crónica de mi participación en el Ironman de Hawaii, a veces el infierno y el paraíso se encuentran en un mismo lugar.



Morro del Cristo Corcovado redentor, auténtico icóno de Río de Janeiro. 700 metros altitud.



En este caso, Río y el 'hogar' que me ha acogido estos días constituyen el Paraíso:



Un entorno paisajístico único, un clima caluroso (como a mi me gusta), unas gentes abiertas y hospitalarias, una gastronomía (muchos sabéis lo que a mi me importa...), rica y buenísima, y para colmo la compañía más cercana en Río, de campeonato. A Martín Sturla ya os lo he mencionado. Un crack mundial de primera fila; sencillo, amigo de sus amigos, y un ejemplo para todos los 'aprendices' que nunca llegaremos a profesional pero que nos hubiese encantado llegar.


Capítulo a parte la novia de Martín, Renata, y su familia. Espectacular. Nos hemos sentido como invitados por el marahá de la Conchinchina...


La 'suegra' de Martín, Jo, ha estado pendiente del más mínimo detalle desde el primer minuto. La mesa en el comedor estaba SIEMPRE puesta. Siempre había comida (diversos platos), listos para ser comidos. Un refrigerador exclusivo repleto de todo tipo de bebidas y frutas (y qué frutas) dispuesto a ser consumidos. Ni os lo podéis imaginar.


Los desayunos brasileros son contundentes. Cada mañana comía como 10 piezas de fruta deliciosas (guayaba, papaya, mangos, 'fruto del conde', y todas las comunes en España...). A parte una jarra de 2 litros de suco de laranja delicioso. Y, bueno, no quiero hacerme pesado, un sinfín de alimentos.



Podría seguir un buen rato alabando el trato y el lugar, pero ahora pasamos al otro lado, al Infierno.

máquina de dar pedales junto a cocotero ...

Viajar con Sturla a un paraíso y poder entrenar con el debería incluirse en el párrafo anterior, cierto. Y más para un 'machaca' como yo, pero las cosas no fueron tan idílicas. Mi estado de forma no es el apropiado para marcarse retos, especialmente en lo que influye a mis piernas. Nadando, tras los 26.000 metros de la semana anterior, no he estado mal. En bici ya es normal que no esté al nivel de un monstruo como Martín, y más subiendo al Cristo redentor de Río. Pero a pie, estoy francamente preocupado. Siempre he sido un corredor duro, capaz de sufrir lo indecible y correr a un ritmo bastante rápido mucho tiempo. Además, el calor del subtrópico nunca ha sido un obstáculo insalvable para mi. He tenido resultados destacables bajo condiciones inhumanas de insolación. Pero estos días, he sufrido al limite teniendo que tirar la toalla (a nivel de ritmo objetivo) en los dos entrenos a pie efectuados en Río. El primer día ya lo narré en mi anterior post.
Junto a Martín antes de afrontar la rampa final del cristo. Los quilómetros iban pesando.

Al día siguiente agarramos las dos IRONBIKES, idénticas, y nos aventuramos a coronar el Cristo Corcovado. De entrada no me asustaba en absoluto. Pese a mis limitaciones escalando en bici e ir junto a Martín, el desnivel total no era en absoluto complicado para mi. Pero nada más empezar el ascenso, comprobé que iba a ser un duro día. En los primeros quilómetros de ascenso, el porcentaje era realmente duro y continuo, y me cebé siguiendo a Martín. Con la Trek de hierro sin pedal automático, todavía era más complicado. Llegué al primer mirador (ver foto), deshidratado y fundido. A partir de ahí, la cosa mejoró algo. Fueron un total de 3 horas de ascenso y una de bajada (no era continua). El asfalto tampoco era fino y el descenso era duro, en especial para mi capsulitis crónica.



Primera parada en el mirador chino en el ascenso al Cristo. Ahí no valía ni para tacos de escopeta. Al fondo se divisa el propio Cristo, y más atrás el también mítico 'Pao d'Asucar' al final de la praia de Copacabana.



Alto en el camino, en la 'mesa del emperador', exhiviendo la peluca que transporté hasta lo alto del cristo. A falta de pelo natural...



La guinda infernal fue la carrera a pie y la nadada del último día (ayer). Imaginad lo que es correr al rededor de una laguna a más de 30 grados y con humedad casi en saturación. Horrible. El entreno consistía en un progresivo de 40 minutos con aceleración cada 10 minutos. Primero 30 minutos de carrera contínua en la que ya sufrí de lo lindo. Aguanté hasta la primera aceleración de Martín. A partir de ahí decidí recuperar 10' y acelerar a lo que me daban las piernas y el alma otros 10'. Para que os hagáis una idea, dándolo todo, conseguí ir a 4' el km. Equivalente a ir en competición máxima. Fueron tan solo 15 kms, pero no recuerdo otro entreno más duro en sensaciones que este. A las 2 horas, natación. Parecía un momento para refrescarse un poco, pero no. La piscina del club deportivo Flamenco (el más fuerte del país en todos los deportes), estaba cerrada y fuimos a una isla exclusiva de la laguna donde corrimos en la que había una piscina para socios de 25m descubierta. Pintaba bien, pero, jamás nadé en un caldo tan caliente (...). Por lo menos estaba a 35 grados. Te metías y notabas calor. Imaginad lo que era nadar a ritmos inferiores a 1'20'' por 100 metros. Solo faltaba echar unos fideos en el agua y la comida estaba lista...


Como veis, me quejo mucho de lo que he sufrido, pero estoy seguro que nada más aterrizar en el Prat, me tire de los pelos recordando lo bien que se sufría en Rio de Janeiro junto al bueno de Martín Sturla...


No se si será pronto o tarde, pero Martín acabará viniendo a Barcelona para ser durante un tiempo indeterminado, un Gladiador más. Que se preparen nuestros rivales!!


FELIZ NAVIDAD A TODOS MIS LECTORES y a los que no me leen tambien!!

2 comentarios:

  1. feliz navidad!!!!
    que pasada, tu si q te lo montas bien. a ver si te sirve este stage para alcanzar tus objetivos mas proximos...

    pd: me encanta tu blog

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  2. Que cabrón!!
    Nosotros aquí pasando frio y sufriendo en las duatlones de montaña y tu disfrutando del calor tropical. Feliz navidad y prospero año nuevo triatlético.
    Un abrazo

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