domingo, 30 de agosto de 2009

Paraiso de infancia


Salto de agua de la fuente de 'Los Cloticos'

Camping 'Los Cloticos' con mi madre y Tiago.

Esta semana, entre guardia y guardia, me he escapado a un lugar que me cautivó cuando era pequeño.

Es el paraíso que muchos saboreamos los primeros veranos de nuestras vidas. En ellos generamos unos recuerdos frecentemente distorsionados para bien con los que llegamos a fabricar auténticos mitos de la infancia.

El lugar en si no es un destino masivo del turismo 'epañó', ni siquiera debe aparecer en la guía de Lonely Planet de España. Se trata de la comarca del Alto Palancia (Castelló). De uno de sus pueblos, Teresa, proviene un 25% de mi genotipo, que no es poco. Mi abuelo, el 'Tío Jesús', era muy querido entre sus paisanos, y tuvo que marchar a ganarse la vida a Barcelona con tan solo 13 años...

Nostalgias a parte, el otro pueblo de mis amores es Bejís, termino municipal que incluye el nacimiento del río Palancia y las principales cumbres de la zona, que superan los 1300 metros y que facilitan este pequeño milagro.
En este bonito pueblo de montaña, con sus empinadas calles de suelo empedrado, hemos dormido en el único alojamiento de la zona, la pensión 'El tren pita'...

Paisaje y clima mediterraneo de montaña (más seco y fresco por las noches que el de costa), con un río espectacular, lleno de vida, cristalino,... fantástico. Olores especiales a plantas aromáticas propias de este territorio, zarzamoras repletas de jugosos y maduros frutos, gentes amables, hornos de pan donde encontrar ricos dulces caseros a base de productor de la tierra como la almendra,... En fin, no acabaría con las alabanzas.

Pero lo que más me tira son los recuerdos de felicidad total. Momentos que ya no volverán y que te marcan para siempre. En este viaje me he llevado a mis padres, los cuales me facilitaron entonces aquellos veranos inolvidables, y a mi hijo, a quien me gustaría legarle las mismas vivencias.

A nivel deportivo, sigo al ralentí. Me he pegado sin embargo dos buenas carreras de montaña de casi una hora y media destrozándome las piernas sobretodo en la bajada; a todo gas... Ya no estoy para estos trotes. El primer día, Peña Escabia (el 'Everest' de la zona), y el segundo día, barranco del Resinero, con baño en pelotas incluido en una de sus multimples pozas pseudo-vírgenes.

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